Has un alto en el camino y
miras atrás lo que has dejado, dale su justo valor y no permitas que sea
un lastre para tu desarrollo y el de tu familia. Mira al futuro con esperanza,
recuerda que nada te caerá del cielo, ni vendrán a tocarte a tu puerta o a buscarte
en tu sofá. Debes continuar en movimiento, aprendiendo y reinventándote.
Del mismo modo debes fomentar en tus
hijos el espíritu emprendedor, las buenas maneras y la pasión por el trabajo y
el estudio.
Si tus hij@s son pequeños, fomenta en
ellos la lectura, la participación y el acceso a las nuevas tecnologías; no me
refiero a la consola o “la maquinita” ni tampoco a prestarle el móvil para que
“juegue” con él, se trata de conducirlos para un buen uso de ellas. Busca una
escuela bilingüe, que aprendan mecanografía, enséñales buenos modales, técnicas
de memoria y técnicas de estudio.
Esto les brindará más armas para
defenderse en un mercado cada vez más competitivo.
Si tus hij@s
son adolescentes, primero debes fomentar una comunicación bilateral con ellos
basada en la confianza y el respeto. Insistir en la educación, la importancia
de obtener buenas notas y de elegir una carrera que tenga futuro laboral.
Reforzar los idiomas, técnicas de estudio, prevenir y detectar malos hábitos
(tabaquismo, drogas, alcoholismo, pandillerismo, etc.). Establece normas y los
posibles castigos cuando sea pertinente.
Considérate afortunado porque tienes el valor
de tu cultura y tus raíces y ahora tienes también acceso a otra forma de vida,
otras reglas sociales y otras oportunidades. No te aísles en un gueto, ¡Intégrate!.
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